Se tomó su tiempo, mientras evité todo comentario. Me escondí detrás de una aparente urgencia de hacer cosas... Inexistentes, claro.
Hablé de las perras, de lo bien que se veían las flores en el jardín y de lo nefasto que son los cambios de horario. Siguió en silencio...
De pronto, en medio de no sé qué conversación, como dejando caer una frase distraída, me pregunta:
- Y... ¿Qué quieres decir en con eso? -Otro silencio, pero esta vez desde mi atontamiento...
- Nada... La verdad, no sé... - Era la oportunidad de decir algo, pero mi mutismo era más oportuno...
- Nada... La verdad, no sé... - Era la oportunidad de decir algo, pero mi mutismo era más oportuno...
No pude decirle que lo había hecho pensando en nosotros, por el amor que aún tengo y que no puedo olvidar... Que en la noche anterior había soñado con los dos... Con un beso de bienvenida, con el calor de sus manos, con su sonrisa de mariposas... Con su mirada que me decía "Es bueno estar otra vez juntos".
Y, así, como siempre, como con un deseo de romper una barrera extraña y con dejo de haber querido decir algo que nunca dijo, tomó la puerta y se marchó...