16 de octubre del 2008
Cuando la vida te hace pasar por el duro material de la experiencia, no siempre sales incólume. Hay ahí cierta impronta, ciertas huellas que se transparentan en el rostro, en los ojos para dejar una advertencia dispersa en lo que tocas, en lo que ves y en lo que piensas... Esa es mi idea de dispersión...
Hoy estoy disperso, disoluto en un espacio de horizontes cuadrados y paracaídas invertidos, estoy más allá y más acá de la trizadura, de las costuras del mundo y de las emociones que me producen tus besos.
¿Sabes?
Soñé que la nieve ardía y que desde tus brazos volvía a verme nuevamente desnudo y recién nacido. En mi mente aún está la imagen de esta mañana, caminado en silencio mientras que Soraya, siempre irreductible al olvido, nos puso en sus líneas, antes de decirnos adiós...
